Proyecto

El proyecto (y su historia)

El pro­yec­to “Mun­dos utó­pi­cos” se ela­bo­ró en el mar­co de una “Con­vo­ca­to­ria para la cura­do­ría” del 40º Con­gre­so de la Aso­cia­ción Socio­ló­gi­ca Ale­ma­na, que en un prin­ci­pio esta­ba pre­vis­to que se cele­bra­ra en Ber­lín en sep­tiem­bre de 2020 y que, debi­do a la pan­de­mia de Covid-19, se está lle­van­do a cabo actual­men­te en for­ma digi­tal. El títu­lo del con­gre­so es “La socie­dad bajo ten­sión” y la con­vo­ca­to­ria hizo un lla­ma­do al desa­rro­llo de for­ma­tos de even­tos que pudie­ran vin­cu­lar este tema con luga­res espe­cia­les de la ciu­dad de Ber­lín.

Con una colec­ción de dise­ños de mun­dos utó­pi­cos, el pro­yec­to alu­de a la ten­sión entre lo posi­ble y lo real. A lo lar­go de los siglos, el cuen­to clá­si­co de la Uto­pía de Tomás Moro (1516) ha ser­vi­do de mode­lo para la narra­ción de una vida bue­na y desea­da en una bue­na socie­dad, que siem­pre se ha desa­rro­lla­do en con­tras­te con las con­di­cio­nes reales. Como moti­vo bási­co, se abrió camino en el pen­sa­mien­to socio­ló­gi­co de muchas mane­ras dife­ren­tes — des­de el fun­da­men­to antro­po­ló­gi­co de la bue­na vida en Karl Marx (1844), y el aná­li­sis del poder explo­si­vo de la con­cien­cia utó­pi­ca que tras­cien­de la reali­dad de Karl Mannheim (1928), has­ta la pro­pues­ta de Ruth Levi­ta (2013) de enten­der la uto­pía como un méto­do para per­se­guir las con­di­cio­nes de la posi­bi­li­dad de un mun­do mejor. La últi­ma fase cul­mi­nan­te del pen­sa­mien­to utó­pi­co decae en los años sesen­ta y seten­ta, cuan­do fue estig­ma­ti­za­da como tota­li­ta­ria por la crí­ti­ca post-moder­na de las figu­ras de pen­sa­mien­to holís­ti­co, o sim­ple­men­te decla­ra­da obso­le­ta des­pués de 1989. En el pasa­do recien­te se ha mani­fes­ta­do un reno­va­do inte­rés en el poten­cial social­men­te crí­ti­co de los pla­nes utó­pi­cos de la vida.

Este pro­yec­to es la con­ti­nua­ción de estas dis­cu­sio­nes. Cada dise­ño utó­pi­co del mun­do no sólo es una expre­sión de una reali­dad social per­ci­bi­da sub­je­ti­va­men­te, sino que tam­bién for­mu­la “bue­nas” rela­cio­nes con lo per­so­nal, lo mun­dial, y lo social. El obje­ti­vo socio­ló­gi­co de este pro­yec­to es recons­truir­los y así son­dear el poten­cial actual del pen­sa­mien­to utó­pi­co para efec­tuar la crí­ti­ca social.

BHR Box bauhaus reuse – Ernst-Reuter-Platz © Sil­ke Steets, 2019

La expo­si­ción, que aho­ra se está crean­do digi­tal­men­te en este sitio web, en reali­dad esta­ba des­ti­na­da a ser mos­tra­da duran­te el con­gre­so en un pabe­llón en la isla cen­tral de Ernst-Reuter-Platz. La pla­za está situa­da en el cen­tro de Ber­lín-Char­lot­ten­burg, en el eje prin­ci­pal de trá­fi­co este-oes­te, que va des­de la Torre de Radio de Ber­lín Occi­den­tal, pasan­do por la Ernst-Reuter-Platz, has­ta la Puer­ta de Bran­de­bur­go y la Torre de Tele­vi­sión de Ber­lín Orien­tal. Nor­mal­men­te la pla­za no invi­ta a que­dar­se, es más bien una isla de trá­fi­co inquie­ta, rodea­da por una roton­da de cin­co carri­les. Las uto­pías están ancla­das en la vida coti­dia­na, y al mis­mo tiem­po cues­tio­nan la inevi­ta­bi­li­dad de esta vida coti­dia­na: esta ten­sión sería bien expe­ri­men­ta­da con una expo­si­ción de dise­ños de mun­dos utó­pi­cos en la roton­da de Ernst-Reuter-Platz, según la idea. Con la digi­ta­li­za­ción de la expo­si­ción, su empla­za­mien­to en Ber­lín ha sido eli­mi­na­do. Sin embar­go, en tér­mi­nos de con­te­ni­do, al exa­mi­nar­lo más cer­ca, esto es pre­ci­sa­men­te de lo que tra­ta la idea del pro­yec­to: Uto­pía sig­ni­fi­ca lite­ral­men­te “no-lugar” — Tomás Moro se refe­ría a un lugar que es físi­ca y mate­rial­men­te inexis­ten­te, pero que sin embar­go pue­de ser crea­do en el pen­sa­mien­to y pue­de ser reco­no­ci­do como un “buen” lugar. Esta des­crip­ción tem­pra­na está en evi­den­te ten­sión con el con­cep­to de no-lugar, tal como lo repre­sen­ta hoy en día Marc Augé, por ejem­plo, en el deba­te filo­só­fi­co: como la pér­di­da del lugar antro­po­ló­gi­co en una super­mo­der­ni­dad ace­le­ra­da, des­arrai­ga­da y final­men­te soli­ta­ria. A pri­me­ra vis­ta, la Inter­net es el mejor ejem­plo de un no-lugar en el sen­ti­do de Augé. El pro­yec­to aho­ra yux­ta­po­ne esta pri­me­ra mira­da con una colec­ción de con­cep­tos de mun­dos utó­pi­cos e invi­ta a per­ma­ne­cer en esta pági­na web.