¿Hasta qué punto el objeto mostrado se refiere a un mundo mejor?

En mi foto no se ve nada más que un peque­ño tro­zo de cen­ta­vo.

Este peque­ño obje­to debe­ría ser un sím­bo­lo para los siguien­tes pen­sa­mien­tos:
Cada vez que oigo la pala­bra UTOPÍA, inme­dia­ta­men­te pien­so en mi infan­cia, espe­cí­fi­ca­men­te en lec­cio­nes de dibu­jo. Por­que tenía­mos la tarea de pin­tar la ciu­dad del futu­ro en la cla­se 6. Hici­mos muchas fotos dife­ren­tes y locas: coches vola­do­res, edi­fi­cios extra­ños con plan­tas, limo­na­da del gri­fo, etc. El tema del futu­ro siguió ocu­pán­do­nos en otros con­tex­tos, espe­cial­men­te se nos dijo que el futu­ro será sin dine­ro.
Lo creía y lo sigo cre­yen­do, o mejor dicho, estoy pro­fun­da­men­te con­ven­ci­do de que será lógi­co y lógi­co.

Más que nun­ca, estoy con­ven­ci­do de la insen­sa­tez del dine­ro de los últi­mos 30 años. Su impor­tan­cia está com­ple­ta­men­te sobre­es­ti­ma­da y es ado­ra­da como un feti­che.
Esta­mos abru­ma­dos por las cosas que hemos adqui­ri­do, cre­yen­do que debe­mos poseer lo que con­si­de­ra­mos nece­sa­rio e impor­tan­te. ¿Y si maña­na no hubie­ra más dine­ro? ¡Increí­ble! ¿Qué haría­mos? ¿Cómo actua­ría­mos? ¿Cómo nos orga­ni­za­ría­mos? Ima­gí­ne­se: a par­tir de maña­na no hay más dine­ro, abo­li­do. Todo lo demás sigue ahí, sólo el dine­ro se ha ido, no tie­ne el sig­ni­fi­ca­do de nada.

Así es como imagino un mundo mejor:

Lo que he escri­to para la pie­za de cen­ta­vos es mi uto­pía. No sé qué pasa­ría des­pués, pero al menos he soña­do con la abo­li­ción del dine­ro des­de que era un niño. Las alter­na­ti­vas sólo sur­gen cuan­do lo tra­di­cio­nal ya no exis­te o ya no fun­cio­na.

Mi razo­na­mien­to me dice que toda la estruc­tu­ra del mun­do se derrum­ba­ría, muy posi­ble es.

Sin embar­go, sigue sien­do un obje­ti­vo para mí: la abo­li­ción del dine­ro. ¿Qué tie­ne que ocu­rrir en la socie­dad, en el mun­do, para que algo así pue­da ser imple­men­ta­do? ¿Qué creen­cias deben ser aban­do­na­das? Tene­mos que apren­der a pen­sar en gran­de de nue­vo, como niños no tuvi­mos pro­ble­mas con eso.

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